carlos

jueves, 6 de octubre de 2011

 Hace exactamente ciento cincuenta años -el 16 de septiembre de 1847- el ejército norteamericano, secundado por muchos malos mexicanos que debieron combatirlo, ocupó la ciudad de México, capital de la República, e izó en el Palacio Nacional, para vergüenza nuestra, su bandera de barras y estrellas, y sólo se retiró -dejando dolorosa huella de destrucción, bandidaje y humillaciones- cuando forzó al vencido a cederle la mitad norte del territorio 


Hace exactamente ciento cincuenta años -el 16 de septiembre de 1847- el ejército norteamericano, secundado por muchos malos mexicanos que debieron combatirlo, ocupó la ciudad de México, capital de la República, e izó en el Palacio Nacional, para vergüenza nuestra, su bandera de barras y estrellas, y sólo se retiró -dejando dolorosa huella de destrucción, bandidaje y humillaciones- cuando forzó al vencido a cederle la mitad no
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